La solidaridad se debe aprender. Hay que ejercitarla. Para hacer algo coherente, eficiente y útil en cuanto la muerte de un niño inocente te sacude la conciencia hay que estar al día de las noticias haciendo una búsqueda activa de información contrastada, hay que dedicar algo de tiempo a colaborar presencialmente con voluntariado en las causas que quedan más cerca y accesibles, hay que asumir el rol activo que le corresponde a la ciudadanía en democracia, hay que tomar decisiones que nos complican la vida, hay que nadar contracorriente sin que nadie se entere, y hay que dar por sentado que en el camino perderemos cosas. Y todo eso antes de que el niño muera.
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