Las cifras nos dicen que debemos acelerar el esfuerzo. Y no nos olvidemos de que estos números representan vidas reales.
Si bien estos problemas son de escala mundial, las soluciones deben ser locales, impulsadas por las comunidades, las familias y las propias mujeres para cambiar las mentalidades y romper los ciclos que perpetúan la violencia con tra las mujeres y las niñas en el mundo.
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